Presentado en el curso universitario de Literatura Clásica - Griega.
¿Qué entendemos por “Trilogía”?
Para
poder conocer el significado del término trilogía, tenemos que comenzar
estableciendo lo que es su origen etimológico. En este caso, deriva del griego
pues se halla conformado por tres componentes claramente delimitados:
- El
prefijo “tri-”, que puede traducirse como “tres”.
. El
sustantivo “logo”, que es sinónimo de “palabra”.
. El
sufijo “-ia”, que es equivalente a “acción” o “cualidad”.
El
concepto de trilogía se emplea para nombrar a una serie compuesta por tres
obras de un mismo autor que, por alguna particularidad, se considera como una
unidad. Es posible encontrar trilogías en la literatura, el cine y otros
ámbitos.
Es
frecuente que la trilogía se desarrolle a partir de una cierta continuidad del
argumento. En algunos casos, sin embargo, la trilogía no se vincula tanto a lo
temático, sino que depende de la permanencia de ciertos personajes centrales.
Lo importante es que las tres obras tengan algún punto en
común relevante para que constituyan una trilogía.
(Edipo Rey – Edipo en Colono – Antígona).
Género dramático y subgénero tragedia:
¿Qué es el género
dramático?
El
género dramático es aquel que representa algún episodio o conflicto de la vida
de los seres humanos por medio del diálogo de los personajes.
Sus
rasgos más característicos son el uso del diálogo y que no aparece la figura
del narrador. Este género está destinado a ser representado, por lo que abarca
todo lo escrito para el teatro. El fin de una obra del género dramático, aunque
puede ser leída, es su representación en un escenario ante unos espectadores.
Esta
tarea es llevada a cabo por los actores, que encarnan a los personajes y que
son conducidos por un director.
Estructura de la
narración
Una
obra dramática está dividida en tres instancias características:
Presentación o
exposición:
Es
el principio de la obra y en ella se presentan los datos más importantes de la obra.
Normalmente,
en las obras que están divididas en actos, la presentación corresponde al
primer acto.
Nudo o desarrollo:
Es
la segunda parte de la obra, generalmente la más larga. Coincide con el momento
de mayor tensión y donde la trama se complica. Este punto lo denominamos
clímax. La mayor parte de las veces, el segundo acto, que coincide con el
desarrollo de la obra, llega a su fin una vez producido el clímax.
Desenlace:
Es
el momento en que se resuelve el problema planteado en el desarrollo de la
obra.
Subgénero Tragedia:
La
trilogía estudiada pertenece a este subgénero.
Características:
·
Es una
forma dramática que tuvo su origen en la antigüedad.
·
Habitualmente
el conflicto trágico es producto de la ruptura del orden del mundo, evento que
enfrenta a los personajes con un destino inexorable.
·
El gran
modelo de la tragedia como forma dramática lo encontramos en las obras de los
clásicos griegos.
Elementos
de la tragedia:
·
Coro. El
coro representaba en las tragedias un papel fundamental pues representaba la voz del
pueblo: aconsejaba, explicaba los dilemas, daba información y dejaba en claro
el dilema moral, etc. Sus intervenciones se estructuraban en base a tres
momentos: estrofa, antístrofa y párodo.
·
Corifeo. El
conductor del coro, que podía salir de éste y tener voz propia para increpar a
los coreutas (miembros del coro) o a los demás personajes.
·
Personajes. Los
distintos personajes, héroes o antagonistas jugaban su papel en la obra. Todos
estaban representados por actores varones, independientemente de su sexo, pues
las mujeres no tenían lugar en el teatro de la antigüedad.
Estructura de la tragedia
La tragedia clásica se regía por un modelo
bastante rígido, compuesto por tres momentos:
·
Prólogo:
Aquello que antecede a la entrada del coro, usualmente a través de un máximo de
tres personajes y sirve para informar al público del contexto de la obra, dónde
ocurre, a quién y qué hechos del pasado deben manejarse. Para muchos no forma
propiamente parte de la obra, sino que es su prefacio o introducción.
·
Párodos:
Ingresa el coro a la obra, mediante cantos líricos y danzas de avance y retroceso. Se crea la atmósfera de la tragedia y se
anticipan las entradas de los protagonistas.
·
Episodios: Podían
ser hasta cinco episodios durante los cuales se expresa el contenido filosófico
o de pensamiento de la obra, en un diálogo entre los
personajes o entre los personajes y el coro. A menudo estos pronunciamientos
morales, éticos o filosóficos tenían lugar en boca del coro, en sub-episodios
llamados estásimos.
·
Éxodo. Parte
final de la pieza, con cantos líricos y dramáticos. Aquí el héroe tiene su
revelación, reconoce sus errores y es castigado por los dioses dando pie a la
enseñanza moral.
Conflicto evidenciado en la
trilogía:
Edipo
Rey:
El conflicto que presenta la obra “Edipo Rey” es entre un
personaje y la sociedad, ya que el personaje principal, Edipo, mató a su propio
padre, sin saber que lo era, y luego se casa con su madre con la que incluso tiene
hijos.
El pueblo y el mismo, Edipo, tratan de vengar la muerte
del rey asesinado (Layo), hacen averiguaciones y Edipo incluso llega a
describir los castigos que recibirá quien retenga información al respecto que
ayuda a aclarar la muerte de Layo. Al final descubre la verdad, su madre se quita
la vida, él se saca los ojos y se va a exiliar a otro país.
Análisis
del cumplimiento del destino:
Layo, rey de Tebas, había recibido del
oráculo (revelaciones del futuro) de que, si engendrase alguna vez un hijo, el
niño, una vez adulto, le daría muerte.
“...Una vez llegó a Layo un oráculo – no diré que, del
propio Febo, sino de sus servidores – que decía que tendría el destino de morir
a manos del hijo que naciera de mí y de él...” (Pág.10)
Al nacer el niño, Layo le ató los
pies y lo entregó a un pastor para que lo abandonara, así Layo esperaba escapar
del oráculo.
“...No habían pasado tres días desde el nacimiento del
niño cuando Layo, después de atarle juntas las articulaciones de los pies, le
arrojó, por la acción de otros, a un monte infranqueable” (Pág.10)
Actuando de esa forma para evadir el futuro
que les habían predicho, la reina Yocasta estaba segura ya que con el niño
muerto era imposible que se cumpliera, además Layo murió a manos de unos
ladrones en una encrucijada de tres caminos, por lo tanto, ese oráculo no fue
cumplido para ella.
Sin embargo, lo que Yocasta no sabía es que
al niño le salvaron la vida cuando Layo lo dio a un servidor.
Cuando Edipo creció, durante un banquete en
la casa de quien creía su padre Pólido, un hombre ebrio dijo que yo no era hijo
de su padre y su madre Mérope. Entonces a escondidas de sus padres fue a ver a
Delfos y Febo para que le dijeran la verdad, sin embargo, lo que le dijeron fue
su infortunio y las desgracias que le tenía el destino.
“...Que estaba fijado que yo tendría que unirme a mi
madre y que traería al mundo una descendencia insoportable de ver para los hombres
y que yo sería asesino del padre que me había engendrado...” (Pág.11)
Para evitar esa desgracia que el futuro le
había predestinado Edipo decide viajar en camino opuesto a su casa, pensando
que Pólido y Mérope son sus padres verdaderos.
Cuando vagaba por ese camino al que llaman “encrucijada
de tres caminos” un heraldo casi lo saca violentamente de la calle y él enojado,
mató a todos, menos a uno que escapó.
“...Cuando en mi viaje estaba cerca de ese triple camino,
un heraldo y un hombre, cual tu describes, montado sobre un carro tirado por
potros, me salieron al encuentro. El conductor y el mismo anciano me arrojaron
violentamente fuera del camino. Yo al que me había apartado, al conductor del
carro, le golpee movido por la cólera. Maté a todos. Si alguna conexión hay
entre Layo y yo este extranjero, ¿Quién hay en este momento más infortunado que
yo?” (Pág.11)
Se puede resolver en que, a pesar de los
esfuerzos por parte de Edipo por evitar el oráculo, así como los de Yocasta, el
destino se las ingenió para cumplir una tragedia que ya estaba predestinada
para sus vidas.
Edipo sigue su camino después de matar a esos
hombres y se convierte en Rey de Tebas por resolver el enigma de la Esfinge y
salvar al pueblo, por ende, le es entregada la Reina (sin saber que era su
madre) y así se casa con ella y tiene hijos.
Reinando ya, el pueblo padece una peste que
no cesa y los oráculos dicen que es porque no se ha cobrado venganza por la
muerte de Layo, por lo que Edipo inicia una investigación.
Entre todas las averiguaciones pregunta a
Teresias que tiene dones de predicciones y él le dice:
“Tiresias: Afirmo que tú eres el asesino del hombre
acerca del cual están investigando” (Pág.5)
También le predice que quedará ciego por los
infortunios de sus propios actos:
“...Ciego cuando antes tenía vista y pobre en lugar de
rico, se trasladará a tierra extraña tanteando el camino con un bastón... ”
(Pág.6)
Edipo se molesta mucho por esto.
La reina le cuenta el predigo que tuvo con su
hijo pero que no se cumplió porque lo evitaron y le comenta que murió en una
encrucijada de tres caminos por unos ladrones, por lo que Edipo se preocupa por
que recuerda que él mato en ese camino a unos hombres. Manda a llamar al
servidor que había escapado en esa ocasión.
Todo el rompecabezas empieza a tener sentido
para Yocasta y Edipo cuando un mensajero de su padre adoptivo viene a indicarle
que su tierra lo reclama como rey porque Pólido murió de vejez, que no tema al
oráculo, aunque su madre aún viva puesto que él no es un hijo engendrado por
ellos, si no encontrado.
“...Mensajero:
¿Recuerdas que entonces me diste un niño para que yo lo criara como un retoño
mío?...
Edipo: -¿Le
entregaste al niño por el que él pregunta?...
-Servidor:
-Lo hice y ojalá hubiere muerto ese día-
Edipo: -¿De
dónde lo habías tomado? ¿Era de tu familia o de algún otro?
Servidor:
...era uno de los vástagos de la casa de Layo
Edipo: ¿Un
esclavo o uno que pertenecía a su linaje?
Servidor:
-Era tenido por hijo de aquel. Pero la que está dentro, tu mujer, es la que
mejor podría decir cómo fue...”
Es en este momento de la lectura cuando es
revelado que no fue Layo el que envió a tirar al niño recién nacido como lo
comentó Yocasta, ya que el servidor cuenta que fue ella personalmente que se lo
entregó para que lo matara y así evitar que se cumpliera el oráculo que
predestinaba una muerte de ambos padres a causa de ese hijo.
“-¡Ay, ay! Todo se cumple con certeza. ¡Oh luz del día,
que te vea ahora por última vez! ¡Yo que he resultado nacido de los que no debía,
teniendo relaciones con los que no podía y habiendo dado muerte a quienes no
tenía que hacerlo!”(Pág.17)
Al darse cuenta la reina Yocasta que no pudo
evitar su destino, decide asesinarse.
“Mensajero:
-...Ha muerto la divina Yocasta...
...Corifeo:
-¿Por qué causa?
Mensajero:
-Ella, por sí misma... Cuando, dejase llevar por la pasión atravesó el
vestíbulo, se lanzó derechamente hacia la cámara nupcial mesándose los cabellos
con ambas manos, una vez que entró echando por dentro los cerrojos de las puertas,
llama a Layo, muerto ya desde hace tiempo, yu le recuerda su antiguo oráculo,
por cuyas manos el mismo iba a morir y a dejar a su madre como funesto medio de
procreación para sus hijos. Deplora el lecho donde, desdichada había engendrado
a una doble descendencia: un esposo de un esposo y unos hijos de hijos. Y,
después de esto ya no sé cómo murió, pues Edipo daba vueltas, iba y venía hacia
nosotros pidiendo que le proporcionáramos una espada y que donde se encontraba
la esposa que no era esposa, seno materno es dos ocasiones, para él y para sus
hijos, él estaba fuera de sí, y gritando de horrible modo, como si alguien le
guiara, se lanzó contra las puertas dobles y abate desde los puntos de apoyo
los cerrojos y se precipita en su habitación en la que contemplamos a la mujer
colgada, suspendida del cuello por retorcidos lazos. Cuando él la ve, el
infeliz lanzando un espantoso alarido, afloja el nudo corredizo que la
sostenía...” (Pág.18)
Seguidamente se cumplió el prodigio hecho por
Tiresias a Edipo respecto a su ceguera y destierro.
“...Arrancó los dorados broches de su vestido con los que
se adornaba y, alcanzándolos, se golpeó
con ellos las cuencas de los ojos al tiempo que decía cosas como éstas: que no
le verían a él, ni los males que había padecido, ni los horrores que había
cometido, si no que estaría en la oscuridad el resto del tiempo para no ver a
los que no debía y no conocer a los que no deseaba” (Pág.18)
Se despide de sus hijas Antígona e Ismene y
se va.
“Edipo: -Que
me envíes desterrado del país.
Creonte:
-Márchate y suelta a tus hijas...” (Pág.21)
Edipo
en Colono:
Durante esta lectura se desprende el conflicto
acerca de ¿En cuál lugar va a estar la tumba de Edipo? Ya que está predestinado
por los oráculos que donde descansen sus restos será un lugar que recibirá
beneficios.
Sus hijos
preparan una guerra por el trono de Tebas, tanto Creonte (su cuñado) como
Polinices (su hijo menor) intentan persuadirlo para que este del lado que a
cada uno le conviene.
También
se extrae durante la lectura la inocencia de Edipo ya que no actuó con dolo en
sus acciones, si no, más bien por designios que ya el destino tenía escritos,
por ende, el mismo no es culpable del asesinato de su padre, el incesto con su
madre y el homicidio de la misma.
Análisis
del cumplimiento del destino:
Durante esta
lectura se ubica a Edipo en Atenas, Colono, en la cual el rey es Teseo. Edipo
llegó a este lugar con su hija Antígona (ella lo cuidaba) desterrado por sus
hijos que al tomar el reinado en Tebas le echaron por temor a que su tierra
sufriera maldiciones por lo que él hizo.
Ya Edipo
sabía que eso iba a suceder…
“Dirás que yo quería
entonces todo esto y que la ciudad no hizo más que otorgarme lo que pedía. Pero
no es así; porque aquel mismo día, cuando hervía mi furor y me hubiera sido muy
grata la muerte y que me hubiesen destrozado a pedradas, no hubo nadie que me
ayudara al cumplimiento de mi deseo; pero tiempo después, cuando ya todo el
dolor se me había mitigado y comprendí que mi ira se había excedido,
castigándome más de lo que yo merecía por mis pasados pecados, entonces,
después de tantos años me expulsó la ciudad violentamente de sus términos; y
ellos, los hijos de este padre, mis propios hijos, pudiendo socorrerme, nada
quisieron hacer; sino que por no decir ni siquiera una palabra en mi favor,
desterrado de mi patria, me obligaron a vagar mendigando mi sustento. En
cambio, de estas dos doncellas, a pesar de la debilidad de su sexo, recibo el
sustento de mi vida, la seguridad de mi albergue y los cuidados de familia.
Ellos, menospreciando al padre que los engendró, han preferido sentarse en el
trono, empuñar el cetro y gobernar el país; pero no crean que me han de tener
en su ayuda, ni tampoco que les ha de ser provechoso el gobierno de la tierra
de Cadmo. Sé muy bien todo esto, no sólo por los oráculos que acabo de oír,
sino también por los que recuerdo que Febo profetizó y cumplió referentes a mí.
Envíen, pues, si quieren en mi busca a Creonte o a otro cualquier poderoso
ciudadano; que si vosotros, ¡oh extranjeros!, queréis prestarme vuestro auxilio
a la vez que estas venerables diosas protectoras de vuestro pueblo, tendréis en
mí un gran salvador de vuestra ciudad y un azote para vuestros enemigos.”
(Pág.27)
Al darse
cuenta donde estaba supo que se cumpliría nuevamente lo predicho por el oráculo,
indicándole que incluso acudiría a un terremoto o trueno al final de sus días
que sería en una tierra extraña.
“EDIPO. -¡Oh veneran
das deidades que intimidáis con vuestra mirada! Ya que Vosotras sois las
primeras en cuyo sagrado bosque he descansado yo al entrar en esta tierra, sed
indulgentes conmigo y con Febo, quien cuando me anunció todas mis desgracias,
me indicó también que el término de ellas lo hallaría después de largo tiempo,
cuando al llegar a lejana región encontrase asilo en mansión de venerandas
deidades, donde terminaría mi trabajosa vida en provecho de los habitantes que,
desterrándome, me expulsaron; y además, que como señales que me indicaran el
cumplimiento del oráculo, acontecería un terremoto, un trueno o un relámpago.”
(Pág.22)
Estando Edipo en Colono, llegó su otra hija
Ismena con noticias de nuevos oráculos los cuales manifestaban como sus dos
hijos se echarían a pelear por el trono y los mismos tratarían de buscar a
Edipo para su propia salvación.
“ISMENA. -Las penas que he sufrido, ¡oh padre!,
buscando el sitio en que podría encontrarle, las pasaré en silencio; pues no
quiero renovar mis sufrimientos con la relación de las mismas. La discordia que
actualmente existe entre tus dos malaventurados hijos es lo que vengo a
anunciarte. En un principio tenían ambos el mismo deseo de dejar el trono a
Creonte y no ensangrentar la ciudad, considerando, con razón, que la ruina que
de antiguo aniquilaba a la familia, amenazaba a tu desdichada casa. Mas ahora
no sé qué deidad se unió a la perversa intención de los mismos para infundir en
los muy malaventurados la funesta rencilla de apoderarse del mando y del
supremo poder. Y tanto, que el joven, y por lo mismo menor en edad, privó del
trono al mayor, a Polinices, y lo expulsó de la patria. Éste, según la noticia
más autorizada que entre nosotros corre, se fue a Argos, el de suelo quebrado,
donde, con su reciente casamiento, se ha procurado fieles aliados; de modo que
pronto los argivos someterán a su imperio la tierra cadmea, o serán causa de
que la gloria de ésta se eleve hasta las nubes. Estos no son solamente vanos
rumores, padre, sino hechos que aterrorizan. Ni puedo prever dónde pondrán los
dioses el término de tus desgracias.”(Pág.26)
“ISMENA. -Sí, padre, según recientes oráculos.
EDIPO. -¿Cuáles son? ¿Qué han profetizado, hija?
ISMENA. -Que los tebanos te han de buscar algún día, vivo o muerto, por
causa de su salvación.
EDIPO. -¿Quién puede esperar beneficio de un hombre como yo?
ISMENA. -En ti dicen que estriba la fuerza de ellos.
EDIPO. -¿Cuando nada soy es cuando soy hombre?
ISMENA. -Ahora te ensalzan los dioses; antes te abatieron.
EDIPO. -Inútil es elevar al anciano que de joven ha sido derribado. ISMENA. -Sabe, pues, que por esto pronto
vendrá a buscarte Creonte, y no pasará mucho tiempo.
EDIPO. -¿Qué se propone hija? Explícamelo.
ISMENA. -Depositarte cerca de la tierra de Cadmo, para tenerte en su
poder sin que llegues a pisar los límites del país.
EDIPO. -¿y qué provecho han de sacar de mi permanencia cerca del
país?
ISMENA. -Tu tumba, si no obtiene los debidos honores, será gravosa.
Para ellos.
EDIPO. -Pues sin necesidad del oráculo cualquiera sabe esto, sólo con la
razón natural.
ISMENA. -Pues por eso quieren tenerte cerca de la patria para que no
dispongas libremente de ti mismo. EDIPO.
-¿Y me enterrarán en suelo tebano?
ISMENA. -No lo permite la sangre de tu misma familia, que has derramado,
padre.
EDIPO. -Pues de mí no mandarán jamás.
ISMENA. -Será, pues, esto algún día gran desgracia para los tebanos.
EDIPO. -¿Por qué contingencia, hija mía?
ISMENA. -Por tu propia cólera, cuantas veces se pongan sobre tu
sepultura.
EDIPO. -Todo esto que me cuentas, ¿de quién lo sabes, hija? ISMENA. -De los hombres que fueron enviados a
consultar al oráculo délfico.
EDIPO. -¿Y eso es lo que Febo ha dicho de mi?
ISMENA. -Así lo afirman los que han llegado a Tebas.
EDIPO. -Y algunos de mis hijos, ¿se ha enterado de esto?
ISMENA. -Los dos a la vez, y lo saben muy bien.
EDIPO. -Y los malvados, enterados de esto, ¿prefieren el trono a mi
cariño?
ISMENA. -Me aflijo al oír eso, padre, y sin embargo, te lo
anuncio.”(Pág.26)
Edipo
ofrece a Teseo su cuerpo, ya que al morir donde se encuentre su sepultura será
tierra de beneficios según los oráculos.
Se cumple
el oráculo antes anunciado por Ismena cuando ven llegar a Creonte:
“ANTÍGONA. -Ahí
tienes a Creonte, que viene hacia nosotros, no sin escolta, padre. ”(Pá.31)
Creonte
trata de persuadir a Edipo para que se vaya con él:
“Pero, ¡oh
infortunado Edipo!, obedéceme y ven a casa. Todo el pueblo de Cadmo te reclama
con justicia, y más que todos, yo; por cuanto, como no he sido un malvado entre
los hombres, me duelo de tu desgracia, anciano, al verte tan desdichado como
eres en tierra extraña, siempre errante y careciendo de recursos para
mantenerte…”(Pág.31)
Sin
embargo, no logra persuadirlo, Creonte lo intenta por la fuerza raptando a sus hijas,
pero Teseo las rescata. Otro oráculo cumplido:
“CORIFEO. -¡Oh
extranjero errático!, no dirás que como falso adivino me he equivocado en mi
pronóstico; pues veo las muchachas aquí cerca, que vienen bien
custodiadas.”(Pág.35)
Cuando
regresan las hijas de Edipo, rescatadas por Teseo, se termina de cumplir el
oráculo que indicaba sus hijos lo buscarían, ya había ido Creonte en nombre de Eteocles
(hijo menor) quien estaba reinando en ese momento y ahora estaba ante él Polinices
(hijo mayor) en búsqueda de la misma intención.
“POLINICES. -¡Ay de
mí! ¿Qué haré? ¿Acaso, ¡oh niñas!, lloraré mis propias desgracias antes que las
de este anciano padre que estoy viendo? Al cual en extranjera tierra, junto con
vosotras, encuentro aquí, arrojado, con ese vestido cuya desamable y enranciada
pringue lleva pegada al cuerpo consumiéndoselo, y en su cabeza sin ojos, la
cabellera despeinada flota a merced del viento; y hermanados con esto, a lo que
parece, serán los manjares de su sufrido estómago. Desdichas que yo, ¡infeliz
de mí!, demasiado tarde advierto, a la vez que me confieso por el más perdido
de los hombres que vengo para proveer a tus necesidades” (Pág.36)
Y queda
cumplido que los hijos de Edipo se mataran por la búsqueda de quien reine el
país. (Situación que se describe en una obra de Esquilo titulada “Los siente
contra Tebas”).
“POLINICES. -Pues
hablaré, porque bien me aconsejas tú, invocando primeramente como defensor al
mismo dios de cuya ara me hizo levantar para venir aquí el soberano de esta
tierra, permitiéndome hablar y escuchar con éxito seguro. Y lo mismo, ¡oh
extranjeros!, quisiera alcanzar de vosotros y de estas dos hermanas y de mi
padre. El asunto que aquí me ha traído
te lo voy a decir, padre. De la tierra patria he sido lanzado como un
desterrado por causa de que pedía el derecho a sentarme en tu soberano trono,
por ser el mayor en edad. Por ese motivo, Eteocles, siendo por su nacimiento
más joven, me expulsó de la tierra; no por haberme vencido con razones, ni por
haber acudido a la prueba del valor y de la fuerza, sino convenciendo a la
ciudad. La única causa de todo esto es la maldición que tú nos echaste, según
yo creo, y luego he oído también de los adivinos. Porque después que llegué a la dórica Argos,
y tomé por suegro a Adrasto, junté conmigo, obligados con juramento, a cuantos
de la tierra de Apis son los primeros por su renombre y más honrados por su
lanza, para que, reuniendo con ellos una expedición de siete cuerpos de
ejército contra Tebas, o muera con toda honra o arroje de la tierra a los que
de ella me echaron. Pues bien: ¿qué es en verdad lo que ahora me ha traído
aquí? Suplicarte humildemente, ¡oh padre!, que te conmuevas en mi favor y en el
de mis aliados, que ahora, con sus siete divisiones y siete jefes, que sendas
lanzas por insignia llevan, sitian en torno todo el campo de Tebas. Es el
primero el lancero Anfiarao, quien obtiene la preeminencia por su lanza y
también por su arte de augurar; el segundo es el etolio Tideo, hijo de Eneo;
Etéoclo, argivo de nacimiento; el cuarto, Hipomedonte, enviado por su padre
Tálao; el quinto, que es Capaneo, se gloria de minar la ciudad de Tebas, que ha
de destruir con el fuego; el sexto, Partenopeo, es arcadio por su origen, y se
llama así por haber nacido de madre virgen hasta el tiempo del parto, y que
para mí es hijo de Atalanta; y yo, que lo soy tuyo, pero no tuyo, sino de la
mala suerte, aunque me llamen tuyo, mando contra Tebas el impávido ejército
argivo.” (Pág.37)
Sus
suplicas son rechazadas por Edipo, como ya él lo había predestinado.
A continuación,
Zeus hizo retumbar el cielo, cumpliendo la profecía del fin de los días a
Edipo.
“Retumba el cielo,
¡oh Zeus!” (Pág.38)
“EDIPO. -Ese alado
trueno de Zeus me llevará al punto al hades.” (Pág.38)
Como si
pudiera ver Edipo camina firmemente guiado por Hermes y en compañía de Teseo y
sus hijas para encontrar el lugar en el que descansaran sus restos, apartando a
sus hijas y que sea solo de conocimiento de Teseo cuando sea encontrado.
“EDIPO. -Yo te
mostraré, hijo de Egeo, lo que exento de las injurias del tiempo habrá siempre
en esta ciudad. Y yo mismo ahora, sin que me dirija ningún guía, te guiaré
hasta el sitio en que yo debo morir. Y nunca digas a ningún hombre ni el lugar
en que quede sepultado este cuerpo mío, ni el paraje en que se halla, para que
de este modo te proporciones siempre, en contra de tus vecinos, la fuerza que
puedan darte muchos escuderos y tropa extranjera. Y esto, que es un secreto que
no debe remover la palabra, tú por ti mismo lo vas a saber cuándo llegues allí
solo; porque ni puedo revelarlo a ninguno de los ciudadanos, ni a las hijas
mías, a pesar de que las amo. Pero tú
guárdalo siempre; y cuando llegues al término de la vida manifiéstaselo a tu
hijo mayor, y luego éste que se lo diga al que lo suceda. De esta manera
gobernarás la ciudad inmune de las devastaciones de los Tebanos. La mayor parte
de las ciudades, aun cuando uno los gobierne bien, fácilmente se insolentan;
pero los dioses ven ciertamente, aunque sea tarde, al que despreciando las
leyes divinas se entrega al furor; lo que tú, hijo de Egeo, debes procurar que
nunca te suceda. ” (Pág.39)
Y así fue
como murió Edipo, sin dolor y en favor de beneficios para el rey de Colono,
Teseo.
La
noticia de propago hasta su tierra Tebas.
“MENSAJERO. -Sabe
que ha dejado ya la vida que siempre ha vivido.
CORIFEO. -¿Cómo? ¿Acaso con divino auxilio y sin fatiga murió el
infeliz?
MENSAJERO. -Esto es
cosa muy digna de admiración: el cómo partió de aquí -y tú que estabas presente
lo sabes-, sin que le guiara ningún amigo, sino dirigiéndonos él a todos
nosotros, y cuando llegó al umbral de abismo que con los escalones de bronce se
afirma en el fondo de la tierra, se paró en una de las vías que allí se cortan,
cerca del cóncavo cráter donde yacen las señales de eterna fidelidad de Teseo y
Piritoo; y habiéndose parado allí, entre el cráter y la roca de Toriquio y un
hueco peral silvestre y una tumba de piedra, se sentó.
En seguida se quitó
los pringosos vestidos; y llamando a sus hijas, les mandó que le llevasen agua
corriente para lavarse y hacer libaciones; y las dos, corriendo a la colina de
la fructífera Deméter que desde allí se divisa, cumplieron en breve el mandato
del padre, y le lavaron y vistieron según se hace con los muertos.
Y cuando todo lo que
él había ordenado hicieron a su satisfacción, y no quedaba por hacer el más
mínimo detalle de lo que había encargado, retumbó Zeus bajo la tierra; las
muchachas se horrorizaron, así que lo oyeron; y echándose a los pies del padre
empezaron a llorar, sin cesar de darse golpes en el pecho ni de echar
prolongados lamentos. Él, al punto que oyó el penetrante ruido, apretándolas
entre sus brazos, les dijo: « ¡Oh hijas! Ya no tenéis padre desde hoy, pues ha
muerto todo lo mío; y en adelante no llevaréis ya esa trabajosa vida por mi
sustento. Cuán dura ha sido, en verdad, lo sé, hijas; pero una sola palabra
paga todos esos sufrimientos, porque no es posible que tengáis de otro más
afectuoso amor que el que habéis tenido de este hombre, privadas del cual
viviréis en adelante».
Y abrazados así unos
con otros, lloraban todos dando sollozos. Mas al punto que cesaron de llorar y
no se oía ninguna palabra, sino que había silencio, de repente le llamó una
voz, y de tal modo, que a todos el miedo nos puso enseguida los pelos de punta
(pues le llamaba dios de muchas y distintas maneras): ¡Eh, tú, tú, Edipo!, ¿qué
esperas para venir? Hace tiempo ya que te vas retrasando. Y él, en seguida que
oyó que dios le llamaba, mandó que se le acercara Teseo, el rey de esta tierra;
y cuando se le acercó, le dijo: « ¡Oh querido Teseo!, dame tu mano como
garantía de antigua fidelidad para mis hijas; y vosotras, hijas, dádselas a él;
y promete que jamás las traicionarás voluntariamente, sino que harás todo
cuanto en tu benevolencia llegues a pensar que les ha de ser útil siempre».
Este, como varón noble, sin vacilar le prometió con juramento al huésped que
así lo haría.
Y hecho esto, cogió
en seguida Edipo con sus vacilantes manos a sus hijas, y les dijo: « ¡Oh
hijas!, es preciso que probando la nobleza de vuestra alma os alejéis de este
sitio, y no queráis ver lo que no está permitido, ni escuchar nuestra
conversación, sino apartaos prontamente; quede aquí sólo el señor Teseo para
enterarse de lo que tiene que hacer». Tales palabras le oímos decir todos; y con
muchas lágrimas, en compañía de las muchachas, gimiendo nos apartamos. Mas
cuando al poco tiempo de ir apartándonos volvimos la cabeza, advertimos que el
hombre aquel en ninguna parte se hallaba; y que nuestro mismo rey, con la mano
delante de la cara, se tapaba los ojos como señal de algún terrible espectáculo
cuya visión no hubiese podido resistir. Sin embargo, después de unos momentos,
no muchos, le vimos que estaba adorando a la Tierra y también al Olimpo de los
dioses en una misma plegaria.
De qué manera haya
muerto aquél, ninguno de los mortales puede decirlo, excepto el rey Teseo; pues
ni le mató ningún encendido rayo del dios, ni marina tempestad que se desatara
en aquellos momentos, sino que, o se lo llevó algún enviado de los dioses, o la
escalera que conduce al Hades se le abrió benévolamente desde la tierra para
que pasara sin dolor. Ese hombre, pues, ni debe ser llorado, ni ha muerto
sufriendo los dolores de la enfermedad, sino que ha de ser admirado, si hay
entre los mortales alguien digno de admiración. Y si os parece que no hablo
cuerdamente, no estoy dispuesto a satisfacer a quienes me crean falto de
sentido.” (Pág. 39,40)
Antígona:
El conflicto presente
durante esta obra es ético por la oposición entre lo moral y lo políticamente impuesto;
es decir, entre la ley moral y la social, reflejado en Antígona y sus deseos de
darle una sepultura correcta a su hermano, aunque este acto vaya en contra de
lo impuesto por el rey.
Antígona, hija de
Edipo es la protagonista de la tragedia y la heroína la cual ha de luchar
contra Creonte, su tío y a la vez su enemigo ya que se ha convertido en un rey
tirano al gobernar Tebas y es imprudente y nada sabio.
Análisis
del cumplimiento del destino:
Durante esta obra se observa el cumplimiento del
presagio hecho en la obra anterior “Edipo en Colono”, respecto a la muerte de
los hermanos luchando por reinar Tebas.
«Todos huyeron,
salvo los dos desgraciados que, nacidos de un mismo padre y de una misma madre,
enfrentando una contra otra sus lanzas soberanas, alcanzaron los dos la misma
suerte en un común perecer”. (Pág.44)
Al suceder esto
Creonte es el nuevo Rey de Tebas y ordena dar una sepultura adecuada a Etéocles
y dejar a Polinice a merced del apetito de los perros y aves carroñeras.
“…Por doble
fatalidad, han muerto el mismo día, al herir y ser heridos con sus propias
fratricidas manos, quedo yo, de ahora en adelante, por ser el pariente más
cercano de los muertos, dueño del poder y del trono de Tebas…” (Pág.44)
“…, acabo hoy de
hacer proclamar por toda la ciudad un edicto referente a los hijos de Edipo. A
Etéocles, que halló la muerte combatiendo por la ciudad con un valor que nadie
igualó, ordeno que se le entierre en un sepulcro y se le hagan y ofrezcan todos
los sacrificios expiatorios que acompañan a quienes mueren de una manera
gloriosa. Por el contrario, a su hermano, me refiero a Polinice, el desterrado
que volvió del exilio con ánimo de trastornar de arriba abajo el país paternal
y los dioses familiares, y con la voluntad de saciarse con vuestra sangre y
reduciros a la condición de esclavos, queda públicamente prohibido a toda la
ciudad honrarlo con una tumba y llorarlo. ¡Que se le deje insepulto, y que su
cuerpo quede expuesto ignominiosamente para que sirva de pasto a la voracidad
de las aves y de los perros...” (Pág.44)
Sin
embargo, Antígona en contra de lo que decretó Creonte inicia los ritos de
sepultura para su hermano Polinice.
”…Yo, por mi parte,
enterraré a Polinice. Será hermoso para mí morir cumpliendo ese deber. Así reposaré
junto a él, amante hermana con el amado hermano; rebelde y santa por cumplir
con todos mis deberes piadosos…”(Pág.43)
Al enterarse Creonte
que el cuerpo de Polinice estaba siendo preparado para la sepultura, el coro se
pregunta si ya eso habrá estará escrito por el destino.
“CORIFEO: Rey, desde
hace tiempo mi alma se pregunta si este acontecimiento no habrá sido dispuesto
por los dioses.” (Pág.45)
Efectivamente para la literatura son
acciones que ya estaban destinadas a suceder y es mencionado en constantes
ocasiones, incluso por el mensajero que encuentra el cuerpo con libaciones para
ser sepultado.
“¡Sí; que se
descubra al culpable ante todo! Pero que se le coja, o que no, pues es el
Destino quien lo decidirá…”(Pág.46)
Incluso Antígona en
una discusión con Creonte le manifiesta que no tiene miedo de actuar en contra
de su mandato injusto ya que sabía que moriría incluso antes de que esa
situación se llevara a cabo.
“…No temo la
voluntad de ningún hombre, temer que los dioses me castigasen por haber
infringido tus órdenes. Sabía muy bien, aun antes de tu decreto, que tenía que
morir…” (Pág.47)
Por este motivo Antígona es
condenada a morir en una tumba cerrada a órdenes de Creonte, a pesar de las
súplicas de su hijo Hemón, quien es el prometido de Antígona. Creonte no
escucha razón alguna por su egoísmo y machismo. También el coro le manifiesta desgracias
por su deliberado e injusto actuar.
“…Voy viendo
desde hace mucho tiempo cómo nuevas desgracias se van acumulando unas tras
otras a las que padecieron los que ya no existen…” (Pág.49)
“…Una
generación no libera a la siguiente; un dios se encarniza con ella sin darle
reposo. Hoy que la luz de una esperanza se columbraba para la casa de Edipo en
sus últimos retoños, he aquí que un polvo sangriento otorgado a los dioses
infernales, unas palabras poco sensatas, y el espíritu ciego y vengativo de un
alma, han extinguido esa luz…” (Pág.49)
El sufrimiento de
Antígona es producto de la maldición que caería sobre la generación de Edipo al
unirse con su madre y asesinar a su padre, por lo tanto, la obra es un
cumplimiento de las dos anteriores “Edipo Rey”, “Edipo en Colono”.
“ANTÍGONA: ¡Qué pensamientos más amargos has despertado en mí al
recordarme el destino demasiado conocido de mi padre, la ruina total que cayó
sobre nosotros, el famoso destino de las Labdácidas! ¡Oh fatal himeneo materno!
¡Unión con un padre que fue el mío, de una madre infortunada que le dio el día!
¡De qué padres, desgraciada, nací! Voy hacia ellos ahora, desventurada, y sin
haber sido esposa, voy a compartir con ellos su mansión. Y tú, hermano mío,
¡qué unión funesta has formado! ¡Muerto tú, me matas a mí, que vivo aún!”
(Pág.52)
«…Pero el poder del Destino es terrible, y ni la opulencia ni Ares
ni las torres de las murallas ni los obscuros navíos batidos por las olas,
pueden esquivarlo…” (Pág.53)
En un momento de
la obra toma la palabra el adivino Tiresias quien tiene malas noticias para
Creonte anticipando su futura desgracia.
“TIRESIAS:
Pues es preciso que sepas que la Fortuna te ha puesto otra vez sobre el filo de
la navaja.
CREONTE:
¿Qué hay? Me estremezco al pensar qué palabras van a salir de tus labios.
TIRESIAS: Las que vas a oír y que los signos de mi
Arte me han proporcionado. Estaba, pues, en mi viejo asiento augural, desde
donde observo todos los presagios, cuando de repente oí extraños graznidos que
con funesta furia e ininteligible algarabía lanzaban unas aves; comprendí en
seguida, por el retumbante batir de sus alas, que, con sus garras, y sus picos
se despedazaban unas a otras.
Espantado, en el acto
recurrí al sacrificio del fuego sobre el altar. Pero la llama no brillaba
encima de las víctimas; la grasa de los muslos se derretía y goteaba sobre la
ceniza, humeaba y chisporroteaba; la hiel se evaporaba en el aire y quedaban
los huesos de los muslos desprovistos de su carne. He aquí, lo que me
comunicaba este niño: los presagios no se manifestaban; el sacrificio no daba
signo alguno: él es para mí un guía, como yo lo soy para otros. Y esa desgracia
que amenaza a la ciudad es por culpa tuya. Nuestros altares y nuestros hogares
sagrados están todos repletos con los pedazos que las aves de presa y los
perros han arrancado al cadáver del desgraciado hijo de Edipo. Por eso los
dioses no acogen ya las preces de nuestros sacrificios ni las llamas que
ascienden de los muslos de las víctimas; ningún ave deja oír gritos de buen augurio,
pues todas están ahítas de sangre humana y de grasa fétida. ¡Hijo mío, piensa
en todos esos presagios! Común es a todos los hombres el error; pero cuando se
ha cometido una falta, el persistir en el mal en vez de remediarlo es sólo de
un hombre desgraciado e insensato. La terquedad es madre de la tontería. Cede,
pues, ante un muerto, y no aguijonees ya al que ha dejado de existir. ¿Qué
valor supone matar a un muerto por segunda vez? Movido de mi devoción por ti,
te aconsejo bien; no hay nada más grato que escuchar a un hombre que solamente
habla en provecho nuestro.” (Pág.53,54)
“TIRESIAS:Pues bien, a
tu vez es preciso que sepas que las ruedas rápidas del Sol no darán, muchas
vueltas sin que un heredero de tu sangre pague su muerte otra muerte; porque tú
has precipitado ignominiosamente bajo tierra a un ser que vivía en su
superficie y le has obligado a vivir sepulcro, y por añadidura retienes aquí
arriba un cadáver lejos de los dioses subterráneos, sin honras fúnebres y sin
sepultura. Y tú no tienes derecho a hacer eso; ni tú, ni ninguno de los dioses
celestes: es un atropello que cometes; por eso las Divinidades vengadoras que
persiguen el crimen, las Erinas del Hades y de los dioses, están al acecho para
envolverte en los mismos males que tú has infligido. Y ahora mira si es la
codicia la que inspira mis palabras. Se aproxima la hora en que lamentaciones
de hombres y mujeres llenarán tu palacio. Contra, ti se concilian como enemigos
todas las ciudades en las que las aves de anchas alas, las fieras o los perros
han llevado restos despedazados de los cadáveres y un olor inmundo hasta los
hogares de esos muertos. Tales son los
dardos que, en mi cólera, ya que me has irritado, he lanzado como un arquero
infalible contra tu corazón, y cuyas sangrantes heridas no podrás evitar.
(Dirigiéndose a su lazarillo.) Tú, niño, vuelve a llevarme a mi hogar. En
cuanto a él que descargue su cólera en gentes más jóvenes que yo, que aprenda a
mantener su lengua más tranquila y a acariciar en su corazón sentimientos más nobles
que los que acaba de expresar ahora.” (Pág.54)
Dicho esto,
Creonte trata de resarcir el daño y el error cometido por lo que sepulta lo que
queda del cuerpo de Polinice y va en busca de Antígona pero la misma ya ha
muerto ahorcada por su propia voluntad, e inicia el cumplimiento del oráculo
antes pronunciado por Tiresias ya que su hijo Hemón se quitó la vida con una
espada al encontrar a su prometida muerta, seguidamente su esposa Eurídice al
enterarse de la muerte de su hijo también se quita la vida y Creonte queda
sumido en una gran desgracia provocada por su propia avaricia y mal actuar.
“CORIFEO: ¿Qué
nuevo infortunio de nuestros reyes vienes a anunciarnos?
MENSAJERO: Han muerto, y son los vivos los que los han hecho
morir.
CORIFEO: ¿Quién ha matado? ¿Quién ha muerto? ¡Habla!
MENSAJERO: ¡Hemón ha muerto! Una mano amiga ha derramado su
sangre.
CORIFEO: ¿La mano de su padre o bien la suya propia?
MENSAJERO: Se mató por su mano, enfurecido contra su padre por la
muerte que había ordenado.
CORIFEO: ¡Oh adivino! ¡Tus predicciones se han cumplido sin
demora!
MENSAJERO: Ya que así es, conviene pensar en todo lo que puede
suceder.” (Pág. 55)
“MENSAJERO: Amada reina: te diré todo aquello de que yo he sido
testigo y no omitiré ni una palabra de verdad. ¿Para qué dulcificarte un relato
que más tarde se vería que había sido falso? La verdad es siempre el camino más
derecho. Acompañaba y guiaba yo a tu esposo hacia el sitio elevado de la
llanura en donde, sin piedad y despedazado por los perros, yacía todavía el
cuerpo de Polinice. Allí, después de hacer nuestras preces primero a la diosa
de los caminos y a Plutón, para que contuviesen su cólera y nos fueron
propicios, lavamos el cadáver con agua lustral y quemamos los restos que
quedaban con ramas de olivo recién cortadas. Por fin con la tierra natal,
amontonada con nuestras manos, erigimos un túmulo elevado. Nos encaminamos en
seguida hacia ese antro de piedra, cámara nupcial de Hades, en donde se hallaba
la joven. Desde lejos uno de nosotros oyó un grito lejano y agudos gemidos que
salían de ese sepulcro privado de honras fúnebres y se lo dijo inmediatamente
al rey. El, a medida que se aproximaba, percibía acentos confusos de una voz
angustiada. De pronto, lanzando un gran grito de dolor, profirió estas desgarradoras
palabras: «¡Qué infortunado soy! ¿Habré adivinado? ¿Acaso hago el camino más
triste por las sendas de mi vida? ¡Es la voz de mi hijo la que llega a mis
oídos! ¡Id, servidores, corred más de prisa, arrancad la piedra que tapa la
boca del antro, penetrad en él y decidme si es la voz de Hemón la que oigo o si
me engañan los dioses!» Atendiendo estas órdenes de nuestro amo enloquecido,
corrimos y miramos en el fondo de la tumba. Vimos a Antígona colgada por el
cuello: un nudo corredizo, que había hecho trenzando su cinturón, la había
ahorcado. Hemón, desfallecido, la sostenía, abrazado a ella por la cintura;
deploraba la pérdida de la que debía haber sido suya, y que estaba ya en la
mansión de los Muertos, la crueldad de su padre y el final desastroso de su
amor. En cuanto Creonte lo vio, lanzó un ronco gemido, entró a la tumba y se
fue derecho hacia su hijo, llamándolo y gritando dolorido: «Desgraciado, ¿qué
has hecho? ¿Qué pretendías? ¡Qué desgracia te ha quitado el juicio? Sal hijo
mío; tu padre, suplicando te lo ruega». El hijo, entonces, clava en su padre
una torva mirada; le escupe a la cara, y desenvaina, sin contestarle, su espada
de doble filo y se lanza contra él. Creonte esquivó el golpe hurtando el
cuerpo. Entonces, el desgraciado, volviendo su rabia contra sí mismo, sin
soltar su espada, se la hundió en el costado, alargando los brazos la mitad de
su hoja. Dueño aún de sus sentidos, rodeo a Antígona con sus brazos
desfallecidos, y vertiendo un chorro de sangre, enrojeció las pálidas mejillas de
la doncella. ¡El desgraciado ha recibido la iniciación nupcial en la mansión de
Hades, y demostró a los hombres que la imprudencia es el peor de los males!”
(Pág.56)
“MENSAJERO: Tu mujer ha muerto. La madre amantísima del difunto
que lloras, ha muerto, la desgraciada, por la herida mortal que acaba de
asestarse.
MENSAJERO: Puedes verla, pues ya no está en el interior. (La
puerta se abre y se ve el cuerpo muerto de EURÍDICE)
CREONTE: ¡Ah, infeliz de mí! ¡Veo esta otra y segunda desgracia!
¿Qué otro fatal destino, ¡ay!, mi esposa aún? ¡Sostengo en mis brazos a mi hijo
que acaba de expirar; ¡y ahí, ante mis ojos, tengo ese otro cadáver! ¡Ay!, ¡oh
madre infortunada! ¡Ay!, ¡oh hijo mío!
MENSAJERO: Ante el altar se atravesó con un hierro agudo y cerró
sus párpados, llenos de obscuridad, no sin haber llorado sobre la suerte
gloriosa de Megareo, que murió el primero, y sobre la de Hemón; te maldijo,
deseándote toda clase desgracias y llamándote al fin el asesino de su hijo.
CREONTE: ¡Ay! ¡Ay! ¡Enloquezco de horror! ¿Por qué no ha de haber
nadie para hundirme en pleno corazón el doble filo de una espada? De todas
partes me veo sumido en la desgracia.
MENSAJERO: Ella, al morir, sólo a ti te imputaba su muerte y la de
sus hijos.
CREONTE: ¿De qué modo se dio muerte?
MENSAJERO: Ella misma se hundió una espada debajo del hígado, así
que supo el deplorable fin de su hijo.” (Pág.57)
Creonte
se encuentra ante la desgracia inminente del cumplimiento del destino predicho
por Tiresias a causa de sus decisiones.
A
diferencia de Edipo quien fue una víctima de su destino y actúo si conocimiento
de su sangre y engañado, Creonte fue vicioso y ambicioso por el poder, lleno de
machismo sin permitir que por ser mujer Antígona se saliera con las suyas al
enterrar a su hermano, fue aconsejado por el grupo de ancianos y por su hijo,
sin embargo, no cedió ante sus peticiones y como mal gobernante no escuchó al
pueblo.
Por
lo que considero la moraleja de la trilogía es revelada con final muy oportuno.
“CORO: La prudencia es con mucho la primera fuente de ventura. No
se debe ser impío con los dioses. Las palabras insolentes y altaneras las pagan
con grandes infortunios los espíritus orgullosos, que no aprenden a tener
juicio sino cuando llegan las tardías horas de la vejez.” (Pág.57)
Referencias bibliográficas
·
Julián Pérez Porto y
María Merino. Definición de. (2016). Recuperado de https://definicion.de/trilogia/
·
(S.N). Portal
Educativo. Género dramático
(2012-04-06). Recuperado de https://www.portaleducativo.net/sexto-basico/426/Genero-dramatico
·
Julia Máxima Uriarte.
Caracteristicas.co. (30 de diciembre de 2019). Recuperado de https://www.caracteristicas.co/tragedia/
No hay comentarios:
Publicar un comentario